Cosmos

Año: 1984

De todas las alas delta que he construido, la COSMOS es, sin duda, la que más me representa y la que más satisfacciones me ha dado. También, es importante destacarlo, la que más complicaciones me trajo en su desarrollo y la que me enfrentó con las frustraciones más penosas. A partir del Campeonato Internacional de La Rioja, en 1983, la presencia de aladeltistas muy representativos de diferentes países del mundo, impulsó una importante transformación en el desarrollo de nuestra actividad, ya que el afán de competir en igualdad de condiciones con los referentes más destacados a nivel internacional, llevó a nuestros pilotos a una renovación importante de las formas de vuelo y los equipos utilizados. Hasta ese momento, lo importante era mantenerse el mayor tiempo posible en el aire y aterrizar elegantemente dentro de la pista, pero las nuevas tendencias de la época, eran totalmente distintas, ya que se basaban en los vuelos de “cross country” que requerían mayor exigencia física a los pilotos, dominio de las técnicas del vuelo en térmica y de traslado y, sobretodo, equipos apropiados para viajar a campo traviesa. A partir de estas nuevas tendencias, e influenciados por las pautas de diseño que insinuaban los principales constructores de la especialidad, encaramos el desarrollo de un ala específica para “cross country” totalmente innovadora. Diseñar un ala en Argentina no es tarea fácil, no solamente por los conocimientos específicos que requiere la empresa, sino, fundamentalmente por las limitaciones técnicas y económicas que imperan en nuestro país. Más que un proyecto industrial, ¡era un verdadero desafío! Se trataba de buscar un ala de baja resistencia al avance (Drag) y un elevado coeficiente de sustentación, para lo cual deberíamos combinar las siguientes particularidades: Un velamen de extrema tensión. Baja torsión. Perfil semi-rígido. Alto porcentaje de de superficie doble. Con estas soluciones apropiadamente combinadas, seguramente el rendimiento de nuestra ala en línea recta sería excelente, pero a la hora de girar, ¿Sería maniobrable? ¿Podríamos neutralizar el guiño adverso? ¿Mantendría la estabilidad a alta velocidad? ¿Podríamos lograr una velocidad de aterrizaje adecuada? Los interrogantes eran demasiados y de extrema complejidad para resolverlos en el tablero de dibujo, así que decidimos comenzar la construcción de un prototipo que nos permitiera evaluar un puñado de soluciones alternativas. Aquí comenzaba otro problema. Por aquella época, los métodos de diseño de todas las fábricas importantes del mundo se basaban en la práctica y en el acostumbrado método de “prueba y error”, (es importante destacar que no había Internet, las computadoras se utilizaban en los Bancos, no existía ni el Auto-Cad, ni el CATIA ni el Solid Edge y, fundamentalmente, no había ningún tratado de alas delta que explicara los misterios de estos aerodinos, así que no había más remedio que hacer la propia experiencia, ya que ni el mismísimo Francis Rogallo había podido terminar de comprender su propio invento) La mayoría de las fábricas, antes de lanzar un modelo, realizaban 4 o 5 prototipos , a veces más, y de allí elegían el más apto y completaban los ajustes para su producción seriada. Nosotros hacíamos 1 y debía que volar bien. Esto era una constante en nuestro sistema productivo, ya que el esquema económico no permitía una variable más desahogada. Pero siempre funcionó y esta vez no fue la excepción. Aldo Isgut, (piloto e instructor chileno de alas delta, parapente y trikes), se sumó al proyecto junto con Horacio “Lacho” Arias (piloto riojano), haciendo un importante aporte para materializar el proyecto. Comenzamos por desarrollar una estructura muy fuerte y, en lo posible muy liviana, ya el peso final del ala nos preocupaba. A lo que eran las alas normales, le deberíamos sumar el peso de más battens, más tela y más refuerzos en la estructura principal. En lo referente al velamen, el prototipo se construyó con Dacron estabilizado nacional, que, pese a su calidad deplorable, sirvió de referencia para los primeros ensayos. Para los velámenes posteriores, el velerista argentino Ricardo Vocaturo, (ex Shore Sails, Gastraa Argentina, actual UK) excelente profesional y amigo, aporto el material importado apropiado para el desarrollo de las velámenes definitivos. Después de dos meses de arduo trabajo, el primer prototipo estaba terminado y listo para ser probado. El ala en su aspecto general, presentaba las siguientes características: Una estructura de tubos de aluminio nacional 6162 T10, una elegante planta ala de poco menos de 16 metros cuadrados, (hoy exageradamente grande para un ala de competición, pero muy efectiva por aquellos años), rigidizada con 35 ballenas de aluminio en (19 extradós y 8 intradós) con 85 % de superficie doble flotante, (esto es sin costura de unión entre el intradós y el extradós), con geometría variable y un peso de 34 Kilogramos. Nuestro piloto de pruebas, Héctor “Dino” Hernández, tuvo la innovadora idea de hacer los primeros vuelos de pruebas de nuestro prototipo, utilizando un trike monoplaza que también estábamos testeando por esa época. De esta manera, las pruebas se harían sobre la pista de nuestro querido Aeroclub y de esta manera evitar los inconvenientes del vuelo en ladera y sus posibles complicaciones. Fue así que el día 15 de Julio, en una fría mañana pero con sol radiante y un viento de alrededor de 20 millas, Héctor Hernández despegó con increíble facilidad de la pista de nuestro Aeroclub y voló durante 15 minutos a unos 150 metros de altura, probando virajes y diferentes velocidades. Finalmente el aparato aterrizó prolijamente y se dirigió al hangar para preservarlo del viento que incrementaba su intensidad. Aparentemente habíamos conseguido un ala que se comportaba de manera auspiciosa, respondiendo positivamente a todos los interrogantes que se nos habían planteado durante los nueve largos meses que duró el “embarazo” El primer paso estaba dado. Luego siguieron más pruebas en Cuchi Corral y en La Rioja. Los pilotos de pruebas se fueron alternando, Héctor Hernández, Sebastián Romanazzi y Aldo Isgut. Cada uno aportó lo suyo para ajustar los últimos detalles del novedoso diseño. Lo mas interesante de su comportamiento era la ausencia total de “guiño adverso”, sumada a una asombrosa maniobrabilidad. La velocidad máxima era imposible de medir porque el velocímetro hacía tope en las 55 millas, aunque en este punto tuvimos que solucionar un pequeño problema de falta de estabilidad direccional, que se traducía en un bamboleo errático, aunque no demasiado inquietante. Para solucionarlo debimos agregarle un generoso bolsillo de quilla de Dacron, ya que el prototipo tenía solo un par de correas que cumplían esa función. Este y algunos otros pequeños ajustes en la posición de la barra de trapecio y un leve aumento del diedro, se probaron en Cuchi Corral el 22 de Agosto. El objetivo estaba logrado, las prestaciones del ala así lo demostraban, faltaba la prueba final: Probarla en competencia! Construimos tres prototipos más en tiempo record, el Campeonato Internacional de La Rioja se aproximaba y nuestros pilotos debían adaptarse a las exigencias de un nuevo reglamento para poder medirse con los mejores del mundo.
Características Técnicas y Prestaciones

Dimensiones

envergadura 9.90 m.
largo 3.10m.
alto 2.70m.
superficie 15.90 m2.
alargamiento 6.5

Pesos y Cargas

peso_vacio 34kg.
peso_maximo 130 kg.
carga_alar 8 kg/m.
Angulo de nariz 120º
Battens Superiores 19 superior
Battens Inferiores 16 inferior
factores_carga +5.5 G -3 G

Prestaciones

velocidad_crucero 46 km/h.
velocidad_maxima 96 km/h.
velocidad_perdida 30 km/h.

Motor